Es muy habitual ver como los pies de las farolas se corroen y se oxidan debido a los orines de los perros, además que son un «blanco» habitual para los grafiteros, que las dejan fatal con sus rotuladores permanentes.

 

Esas farolas cuestan mucho dinero que pagamos entre todos cuando hay que sustituirlas porque han perdido tanto material en su zona inferior que son un peligro para los viandantes, ya que pueden caer.

Una solución muy sencilla y barata es proteger la farola con nuestro Sistema de Protección Permanente: impide que se oxide la farola y la realización de pintadas. Realizar esta labor puede prolongar la vida de las farolas muchos años más (y así ahorrar en su reposición miles de euros)